lunes, 3 de octubre de 2011

DESINTERÉS GENERAL

Es España un país donde el debate social profundo y de hondo calado brilla por su ausencia pero donde cuestiones aparentemente triviales pueden desencadenar leyes que pongan a salvaguarda la necesaria dosis de opiáceos catódicos que la masa necesita al amparo de lo que se ha venido a llamar interés general. Quizá de ese modo se explica que gobiernos de distinto color y signo hayan dando tanta importancia a la regulación de las eufemísticamente llamadas retransmisiones deportivas y recalco lo de eufemísticamente porque, en realidad, todo queda reducido al fútbol.

Pertenecer a una sociedad donde el interés general queda reducido a la rivalidad entre seguidores que genera un simple juego táctico de once contra once debiera hacernos reflexionar pero me temo que mucha es todavía la gente que solo está por la labor de pagar la letra del coche de lujo, la casa y los viajes que este sistema les ha vendido como necesarios y que ellos han creído necesarios. Es difícil encontrar a quienes se paren a pensar en cómo esta voraz manera de consumir nos está afectando como individuos, en como nuestros derechos sociales y laborales e incluso nuestra seguridad se están viendo recortados en aras del coste mínimo y el máximo beneficio.

La prensa, consciente de esa incapacidad manifiesta para la reflexión serena de la que adolecemos y del, a todas luces, nulo interés por crearnos un criterio propio, no ha hecho otra cosa que asumir su rol en este escenario de capitalismo salvaje y así, nos trata como lo que nosotros nos consideramos: meros clientes que buscan la satisfacción inmediata de la ecolalia que nos reafirma en nuestras posturas y nos evita cualquier tipo de sentimiento de culpabilidad respecto de responsabilidades personales eludidas.

Solo así puedo entender que un Ministro de Fomento se vaya de rositas de una entrevista en TVE sin ser cuestionado a fondo sobre la nefasta gestión que ha realizado en el sector de la navegación aérea española, sin que se le pidan responsabilidades por los miles de minutos de demoras acumulados en los aeropuertos que están llevando a las compañías aéreas a tener pérdidas millonarias o sin que se le haga una sola pregunta sobre las múltiples irregularidades que plagan el proceso de privatización de AENA.

También eso me ofrece una insatisfactoria explicación sobre la inexistente repercusión en los medios -al margen de una nota informativa de Europa Press-  de la Segunda Mesa del Estado de la Aviación en España en la que se trataron temas que nos afectan a todos, desde las mermas en cuestiones de seguridad derivadas de las atropelladas medidas implementadas mediante Real Decreto-ley al colapso que se puede producir en el espacio aéreo español cuando se vuelvan a alcanzar las cifras de tráfico del año 2005, teniendo en cuenta la reducción paulatina de horas que el Laudo dictado por Pimentel contempla y la más que reconocida falta de controladores operativos.

Por la misma razón, vislumbro que la prensa debe pensar que a los ciudadanos no les interesa los experimentos con gaseosa que AENA realiza día sí y día también y por ello, la información sobre la implementación en plena época de nieblas del nuevo Sistema de Dirección de Plataforma (SDP) en Barajas, sin un estudio de seguridad riguroso llevado a cabo, es inexistente; como también lo es cualquier tipo de análisis sobre la denuncia presentada ante la AESA (Agencia estatal de seguridad Aérea) por los primeros controladores del Centro de Control de Madrid convocados a las sesiones de formación del nuevo plan de contingencia –instrumento vital para garantizar la seguridad de usuarios en caso de un fallo grande de los sistemas y la posibilidad de que una dependencia colateral tenga que asumir el desarrollo de las operaciones – por considerarlo inviable.

Como bien dice David Guillamón -controlador aéreo y por más que les pese a muchos, un apasionado de su trabajo, preocupado por los fallos latentes de la seguridad aérea en nuestro país y empeñado en buscar soluciones a tanto despropósito: “la prensa es un factor más en la protección del sistema porque es el vehiculo mediante el cual la sociedad puede adquirir no una alarma social pero sí una preocupación que haga a nuestros gobernantes tomar una acción inmediata y reconducir la situación”.

Probablemente pecamos de inocentes en nuestros deseos y debiéramos ser más pragmáticos. Se me ocurre que alguien podría pasarle esta entrada a Mourinho. Si él acompaña cada una de las cuestiones aquí presentadas con uno de sus famosos “¿por qué?”, seguro que el interés general está garantizado y conseguimos que la prensa se ponga manos a la obra. 

Lo C. Gutiérrez

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